La matemática es la reina de todas las ciencias. Su consentida es la verdad, sus ropajes, la sencillez y la claridad. Su palacio está rodeado de densas espinas y quien llegar a él desea, tiene que luchar contra esa espesura. Un viajero fortuito no encontrará nada atractivo en ese palacio. Su belleza sólo se abre a la razón, al que ama la verdad, a quien luchó duramente para superar dificultades y fue testigo de la asombrosa inclinación del ser humano a equivocados, pero inagotables y sublimes placeres espirituales.
J. B. Siniadecki