Isabel Ángela Prieto González Bango. Nació el 1 de marzo de 1833 en Alcázar de San Juan, Ciudad Real, España.  Murió el 28 de septiembre de 1876 en Hamburgo, Alemania. Su padre fue Sotero Prieto Olasagarre, originario de Panamá, Nueva Galicia (Colombia) y su madre fue Isabel González Bango de la Puebla, originaria de Cádiz, España.  Es la mayor de once hermanos.

 

Es más conocida como Isabel Prieto de Landázuri, y considerada como la poetisa y dramaturga más brillante del XIX en México, nació en España, durante una estancia temporal de sus padres en Ciudad Real.  Su padre, después de vivir en México, había viajado a España en busca de fortuna.  En Cádiz conoció a Isabel González Bango de la Puebla, con quien contrajo nupcias en 1830. Isabel es su primera hija.  Cuando Isabel contaba los cuatro años de edad llegó a México con sus padres y su hermano José, donde recibió una esmerada educación.  Vivió en Guadalajara, donde escribió la mayor parte de su obra.  Se casó con su primo Pedro Landázuri Diez, político eminente, con quien viajó a la Ciudad de México, donde se asentaron en Tacubaya.  Después del nacimiento de sus hijos Jorge y Blanca, Pedro Landázuri, a la sazón diputado federal, fue designado intempestivamente, en 1874, cónsul de México en Hamburgo.  De mala gana y con malos presentimientos, Isabel accedió a viajar.  Al esperar el barco que los llevaría de Veracruz a Hamburgo, Blanca enfermó y falleció en el Puerto Jarocho.  Su último hijo, Raúl nació en Hamburgo en 1875.  Mientras lo estaba criando le apareció un tumor de mama, que fue operado varias veces.  Después de la tercera operación sufrió un infarto cerebral y a los pocos días falleció.

 

En su lecho de muerte y con malos presentimientos escribió su último poema:

 

 

"Tal vez cercana al fin de mi existencia

Que en medio de agudísimos dolores,

Ha ornado Dios con las benditas flores

Que sólo los afectos suelen dar,

 

No quiero que este cielo nebuloso

De abrigo sirva a mi mansión postrera;

En esta tierra helada y extranjera

No quiero el sueño eterno reposar.

 

Quiero que me transporten algún día,

Aunque se encuentre por mi mal distante,

A ese rincón de tierra que anhelante

Doquiera el alma en sus ensueños ve.

 

Quiero dormir en el modesto asilo

Bajo la misma funeraria losa,

En que su sueño postrimer reposa

El padre que en la tierra idolatré."

 


Sin embargo, aún reposa en el cementerio de Hamburgo.   Otro notable poema de Isabel es el soneto:

 Raúl Landázuri Prieto - Tío Gori

 

 

“UN TIPO DE SIGLO”

 

 

Tú que así la mujer has concebido,

y con tan negras sombras la has pintado,

¿no has sido por tu mal jamás amado,

ni lo que es el amor has comprendido?

 

¿Una madre amorosa no has tenido

que tu sueño infantil haya arrullado,

ni el beso fraternal puro y sagrado

del labio de una hermana has recibido?

 

Si de una casta esposa la ternura,

de una madre el afecto sobrehumano

hubieras conocido, en tu locura

 

no ultrajaras con labio audaz, profano,

a la que es el consuelo y la ventura

del niño, del adulto y del anciano.



Entre sus obras principales se encuentran los poemas Auroras Poéticas de Jalisco, La plegaria, etcétera.  Entre sus dramas están Las dos flores, Los dos son peores, Oro y oropel, Abnegación, La escuela de las cuñadas, Un lirio entre zarzas, El ángel del hogar, En el pecado la penitencia, Un ángel de carnaval, ¿Duende o serafín?, Un corazón de mujer, etcétera. Algunas de elllas fueron presentadas en el Teatro Degollado de Guadalajara.

Hay muchas fuentes sobre su obra.  Una de ellas, en la que se puede conocer su aguda ironía es: 
http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/tye13/art_lit_02.html


Una recopilación de su obra está en:
http://www.archive.org/stream/3764935#page/n27/mode/2up



Carlos Prieto de Castro

 

 

[Isabel Prieto de Landázuri es la hermana mayor de mi bisabuelo]

Pensamientos

La matemática es la reina de todas las ciencias. Su consentida es la verdad, sus ropajes, la sencillez y la claridad.  Su palacio está rodeado de densas espinas y quien llegar a él desea, tiene que luchar contra esa espesura. Un viajero fortuito no encontrará nada atractivo en ese palacio. Su belleza sólo se abre a la razón, al que ama la verdad, a quien luchó duramente para superar dificultades y fue testigo de la asombrosa inclinación del ser humano a equivocados, pero inagotables y sublimes placeres espirituales.

 J. B. Siniadecki

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