Carlos Prieto Lozano. Nació en San Ángel, D.F. el 3 de septiembre de 1920 y murió en Las Águilas, D.F. el 2 de febrero de 2012. Fue hijo del Ing. Julio Prieto Rodríguez y de Consuelo Lozano Eppen.  La primaria la cursó en el Colegio Williams de Mixcoac, donde fue compañero de Manuel Sánchez Navarro, mejor conocido como Manolo Fábregas; la secundaria en la Escuela Secundaria 3, Héroes de Chapultepec, en Ave. Chapultepec, donde coincidió con Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo; la preparatoria en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, en San Ildefonso.

Hizo la carrera de ingeniero civil en la Escuela Nacional de Ingeniería, también de la UNAM, en el Palacio de Minería, en la calle de Tacuba.  Formó parte de la generación 1938-1942, donde tuvo como compañeros, entre otros a Bernardo Quintana Arrioja, Leandro Rovirosa Wade, Leonardo Zeevaert, y coincidió con Javier Barros Sierra, Guillermo Torres, Fernando Espinosa y su primo Raúl Sandoval Landázuri. En la preparatoria y en la profesional fue alumno de notables maestros como Carlos Graef, Mariano Hernández, Bruno Mascanzoni, Adrián Giombini, etcétera. Su tesis de licenciatura consistió en el diseño de la red de agua potable y alcantarillado de Sabinas Hidalgo, Nuevo León, sitio donde también cumplió con su servicio social. Posteriormente hizo estudios de posgrado en ingeniería sanitaria.

Comenzó trabajando en cuestiones de ingeniería sanitaria en la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública y en 1947. A partir de su fundación, entró a la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH), donde  colaboró con distinguidos ingenieros como Manuel Anaya y Sorribas.

Alrededor de 1958 se enfrascó en un muy interesante proyecto para impulsar la digestión de basura para producir fertilizante orgánico, a través de una empresa que él fundó, llamada Fertilizantes Orgánicos de México (FERTOMEX).  Colaboró con el experto en suelos, Dr. George H. Earl Thomas, quien había logrado aislar una bacteria capaz de digerir basura orgánica dentro de un digestor, en un lapso de unas ocho horas.  Con el apoyo del gobierno de la ciudad de Aguascalientes, instaló una planta piloto de digestión de basura, en el basurero de esa ciudad, que estuvo trabajando eficientemente durante varios años.

Había una variante de la bacteria capaz de digerir el bagazo de caña.  Se intentó poner en marcha el proyecto que permitiría usar el fertilizante producido en los mismos ingenios azucareros.  Desgraciadamente el gobierno federal sintió que esto amenazaba a los fertilizantes químicos que producía PEMEX y la empresa FERTOMEX se fue a la quiebra.

En 1962 se reintegró a la SRH trabajando para la Comisión del Grijalva, cuyo vocal ejecutivo fuera el Ing. Carlos Molina.  Era ella la comisión encargada de la construcción de la Presa Malpaso (oficialmente Presa Nezahualcóyotl) en el estado de Chiapas.  En esos años también se hizo cargo, como Director Ejecutivo, de la Revista AIDIS, de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria.

A fines del año 1970, cuando Luis Echeverría acababa de asumir la presidencia de la república, mi padre fue designado Director de Compras de la SRH, cuando el secretario era el Ing. Leandro Rovirosa Wade y el oficial mayor era el Ing. Fernando Castaños Patoni.   Al término de su gestión, en 1976, la SRH se fusionó con la Secretaría de Agricultura y Ganadería, para crear la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH).  Entonces el Ing. Carlos Prieto se integró a la Comisión de Aguas del Valle de México, de donde se jubiló hacia 1985.Con los nietos a los 90 años

De su primer matrimonio con mi madre, Sara Elena de Castro Curti, tuvo dos hijos: Carlos, el que esto escribe, y Horacio.  Del segundo matrimonio, con Gloria Azpiazu Urriza, tuvo una hija, Gabriela.  No sólo fue un padre cariñoso de sus tres hijos, sino que fue padre por extensión de sobrinos y de muchos amigos de sus hijos.  Sabía darle a cada uno lo que éste requería.

Fue una persona muy industriosa capaz de desarmar y volver a armar el motor de un coche, de reparar cualquier desperfecto en su casa; hizo que sus hijos aprendiéramos a afinar el coche, o  a cambiar un apagador o una llave de agua en la casa.

También fue inventor e innovador.   Inventó unas válvulas para purgar el aire de tuberías, a las que puso la marca Valair, que él mismo y posteriormente su hijo Horacio fabricaban y distribuían.

Tenía un gran sentido del humor y una memoria prodigiosa.  No olvidaba ningún cumpleaños de nadie cercano a él, se sabía de memoria cientos de canciones en español y en inglés.  Se sabía poemas como aquél de Moratín, que comienza diciendo: Admiróse un portugués al ver que en su tierna infancia…, o “El ánima de Sayula”.  Le gustaban los tangos y las canciones yucatecas; también la música gringa (como él la llamaba), especialmente Bing Crosby, y la música francesa, como Edith Piaf.  También admiró mucho a Yma Sumac.  Recordaba a Al Jolson, cuyos Sonny Boy y Are you lonesome tonight? escuchaba en la moderna Victrola que había en su casa allá por 1929.

Antes de terminar, incluyo una cita sobre el éxito, de Bessie A. Stanley*:

“He has achieved success who has lived well,
laughed often and loved much;
who has gained the respect of intelligent men
and the love of little children;
who has filled his niche and accomplished his task;
who has left the world better than he found it,
...;
who has never lacked appreciation of earth’s beauty
or failed to express it;
who has always looked for the best in others
and given them the best he had;
whose life was an inspiration;
whose memory a benediction.”
 
"Alcanzó el éxito el que vivió bien,
el que rió con frecuencia y mucho amó;
el que se ganó el respeto de gente inteligente
y el cariño de los niños;
el que llenó su nicho y cumplió su cometido;
el que dejó un mundo mejor que el que encontró,
...;
el que siempre supo apreciar la belleza del mundo
y pudo expresarla;
el que siempre buscó lo mejor en los demás
y dio lo mejor de sí mismo;
cuya vida fue fuente de inspiración,
cuyo recuerdo es una bendición.”

No cabe duda de que si éste es el éxito, mi padre lo alcanzó.

Falleció en su casa, víctima de un derrame cerebral, a los 91 años de edad.

*Agradezco a Rafael Sainz, nuestro querido Búho, por enseñarme la cita de Bessie.

 Carlos Prieto de Castro

 

 

Pensamientos

Lo que puede demostrarse en la ciencia no debe aceptarse sin demostración.

Richard Dedekind (1831-1916) matemático alemán.

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