Plateau, Joseph Antoine Ferdinand. Nació el 14 de octubre de 1801 en Bruselas y murió el 15 de septiembre de 1883 en Gante, ambos en Bélgica. Su padre fue pintor de flores y era su deseo que Joseph fuera artista.
Al terminar sus estudios elementales, lo envió a la Academia de Diseño en Bruselas. Huérfano a los catorce, quedó bajo la tutela de un tío materno, quien era abogado y trató de convencerlo de estudiar las leyes. Sus estudios intermedios los hizo en el Ateneo Real de Bruselas y, en 1822, entró a la Universidad de Lieja, donde se inscribió tanto en filosofía y letras, como en ciencias. Finalmente obtuvo el doctorado en ciencias físicas y matemáticas en 1829. Después de un breve período docente en el Ateneo Real en Lieja, en 1835 fue designado profesor de física experimental en la Universidad de Gante. Su tesis doctoral fue "Sobre ciertas propiedades de las impresiones producidas por la luz en el órgano visual". Esta fue la línea de investigación que mantuvo por varios años, en la que analizó la persistencia de impresiones luminosas en la retina, colores accidentales, irradiación, el contraste de colores, sombras de colores, etc. Muchos de sus resultados siguen siendo clásicos.
En matemáticas se le recuerda por los problemas de Plateau. Usaba una solución de agua jabonosa y glicerina y sumergía contornos de alambre para notar que las superficies que se formaban eran superficies mínimas.
Plateau no tenía las habilidades matemáticas que le permitieran investigar el problema teóricamente, pero Weierstrass, Riemann y Schwarz trabajaron sobre el problema, el cual fue finalmente resuelto por Douglas y Radó. Plateau escribió algunos trabajos matemáticos sobre teoría de números y un artículo conjunto con Quetelet.
En el curso de sus investigaciones sobre la persistencia de imágenes en la retina, alguna vez mantuvo fija la vista en el sol por 25 segundos con el ojo sin protección; su imprudencia le atrajo una inflamación coroidea que, en 1843, resultó en ceguera total. Obligado a abandonar la docencia, continuó, no obstante, su trabajo experimental con admirable valor y gran éxito, ayudado por su hijo mayor, Félix Plateau, quien era naturalista, por su yerno Van der Mensbruyghe, quien era físico, y por algunos amigos y colegas de la Universidad de Gante. Después de 1844 Joseph Plateau ya no contó con un laboratorio, salvo su estudio en su modesta casa. Él mismo planeaba los experimentos y arreglaba con antelación todos los detalles. Sus asistentes le iban anunciando en voz alta lo que hacían, lo que observaban y los resultados de cada proceso. Joseph Plateau les dictaba, entonces, las notas y, después, el texto de las memorias para su publicación. Trabajó así hasta rebasar los ochenta. Joseph Plateau fue un católico practicante. Fue miembro de la Real Academia de Bélgica, a cuyas reuniones asistía con puntualidad; fue correspondiente del Instituto de Francia y miembro de la mayoría de las academias y sociedades eruditas de Europa.
Plateau también fue el inventor del estroboscopio, un artefacto que emplea los pulsos luminosos para alumbrar un objeto, ya sea vibrante o rotatorio, para hacerlo aparecer inmóvil o en movimiento muy lento. El estroboscopio trabaja permitiendo que el ojo sólo mire el objeto, o una porción de él, en intervalos de tiempo que correspondan a la tasa de vibración o rotación del objeto. La tasa de movimiento y los pulsos luminosos se ajustan una con otro.
Plateau utilizaba un disco con ranuras radiales, a la que daba vuelta mientras observaba una rueda girando. Cuando la velocidad angular del disco y la rueda coincidían, la rueda aparecía inmóvil. Otros pioneros empleaban espejos rotatorios o vibrantes para producir pulsos luminosos. En el siglo diecinueve, se usó la cámara para capturar imágenes estroboscópicas para estudios de movimiento, y la fotografía estroboscópica se convirtió en la mayor aplicación de estos artefactos. El uso de las fotografías estroboscópicas par producir la ilusión de movimiento condujo al desarrollo del cine.
Basado en un artículo de J. J. O'Connor y E. F. Robertson