José Antonio de la Peña Mena

José Antonio de la Peña Mena
Originario de la Ciudad de Monterrey, José Antonio de la Peña, es sin duda uno de los matemáticos mexicanos más reconocidos a nivel internacional.
Universum
Junto con Javier Bracho dirigó el diseño y la construcción de la Sala de Matemáticas del Museo de las Ciencias Universum en la UNAM.
Profesión
José Antonio dela Peña asegura que su profesión le brinda la oportunidad de tener una vida agradable, interesante y amena.
Colegio Nacional
José Antonio de la Peña es miembro del Colegio Nacional
Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM, felicitó a José Antonio de la Peña.
8 / 14  Merecedor del grado de Doctor Honoris Causa de la UNAM
El Consejo Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México confirió el grado de Doctor Honoris Causa de nuestra Máxima Casa de Estudios a José Antonio de la Peña
Liderazgo internacional en el área de Teoría de Representaciones y desempeño sobresaliente en la formación de matemáticos.

José Antonio de la Peña Mena
Universitario ejemplar y matemático brillante reconocido internacionalmente.

(De http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/personajes/14416-jose-antonio-de-la-pena-un-admirador-de-las-matematicas )

Ciudad de México. 30 de marzo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- José Antonio de la Peña Mena dice ser un “investigador de a pie” del Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una modesta definición para uno de los matemáticos mexicanos más sobresalientes.

La vasta producción de más de un centenar de artículos científicos sobre la teoría de las representaciones de álgebras —que le han valido más de 700 citas en la literatura especializada— habla de su prolífica carrera.

Ha sido director del Instituto de Matemáticas (1998-2006), presidente (2002-2004) y vicepresidente (2000-2002) de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC); coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (2002-2004), director adjunto de Desarrollo Científico y Académico (2007) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y director (2011-2017) del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat).

Matemático de profesión y vocación, el doctor De la Peña Mena es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), presidente de la Commission for Developing Countries de la Unión Matemática Internacional, coordinador del Comité Regional para América Latina del International Council for Science, y en días recientes se estrenó como miembro de El Colegio Nacional.

Durante su prolija carrera se ha destacado por la excelencia, tanto en su alma mater como en los cargos que ha desempeñado. Estudió la licenciatura en matemáticas, la maestría y el doctorado, mereciendo en los tres niveles la medalla al mérito universitario “Gabino Barreda”, otorgada a los estudiantes sobresalientes; mientras que en 1989 recibió la distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos; el Premio de Investigación en Ciencias Exactas de la AMC (1994), el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales otorgada por la Presidencia de la República (2005), el Premio Humboldt Research, conferido por la Fundación Humboldt (2006); y en 2012 recibió el premio Universidad Nacional en el área de investigación en ciencias exactas.

Su trabajo ha contribuido a “la comprensión de las álgebras mansas y la estructura de las categorías de módulos asociadas por medio de las formas cuadráticas”, cita con la que se le otorgó el Premio TWAS de la Academia Mundial de Ciencias (antes Academia de Ciencias del Tercer Mundo), en 2002.

Gusto por las matemáticas

El doctor José Antonio de la Peña asegura que las matemáticas están presentes en todos las ciencias y, contrario a lo que se cree, no son infalibles, pero resultan útiles en todos los aspectos de la vida. Su belleza radica en el proceso de resolución de problemas y en poder lograrlo.

Desde niño tuvo el gusto ferviente por la resolución de operaciones matemáticas. Recuerda que durante la primaria le atraía competir con uno de sus compañeros para resolverlas en el menor tiempo posible. La satisfacción que le generaba hacerlo antes que su contrincante, era mayúscula. A la postre quiso extender dicha sensación, por lo que su destino profesional ya estaba escrito.

“Los niños tienen alguna idea fantasiosa cuando son pequeños. Así como decían que unos quieren ser policías o bomberos, creo que yo quería ser investigador, en física en particular, pensaba en ser físico, y con esa intención entré a la Facultad de Ciencias de la UNAM. Finalmente me atrajeron más las matemáticas y me volví matemático”, 

De joven, cambió la física por las matemáticas debido a su fascinación por la parte teórica y por lo que considera “falta de habilidad” para la experimentación física, “los laboratorios no me agradaban demasiado, y para facilitarme todo preferí irme a lo teórico”.

La inquietud científica que le brotaba fue influenciada también por su tío Luis de la Peña, hoy investigador emérito de la UNAM, que se doctoraba en Rusia y a quien admiraba por el respeto que generaba entre sus familiares su trabajo intelectual.

Recuerda que durante sus años de estudiante universitario, su profesor de origen español, Octavio García, jugó un papel importante en su formación, a quien agradece haber dirigido sus primeros pasos, pero que después le pidió que buscara otro asesor de tesis porque no podía seguir dirigiéndolo.

“Me sorprendió esa decisión, pero entendí que no se sentía fuerte para seguirme formando. Fue una honestidad intelectual y académica que no siempre se tiene”.

Concluido el doctorado realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Zúrich, en Suiza, con el doctor Pierre Gabriel. Ahí demostró una de las conjeturas fundamentales de su mentor para la clasificación de las álgebras de tipo de representación finita. El trabajo fue publicado en 1986 en Inventiones mathematicae.

Admirador del pensamiento matemático

La afición de José Antonio de la Peña por esta ciencia no quedó solamente en el ámbito académico, sino que decidió hacerla parte de su vida.

Actualmente se reconoce como “un ferviente admirador de las matemáticas, de su proceso, y quien las vive en todo sentido”.

Ello por la potencialidad que tienen para explicar, entender y ordenar el entorno: “Las matemáticas se descubren e inspiran en la naturaleza, para conjeturar y pensar cuáles son los resultados que se quieren obtener”, dice.

Y la sensación que arroja la resolución de un problema la asemeja con un encuentro con la belleza, como lo describe Bertrand Russell: “La matemática posee no solo verdad, sino también belleza suprema; una belleza fría y austera, como aquella de la escultura, sin apelación a ninguna parte de nuestra naturaleza débil, sin los adornos magníficos de la pintura o la música, pero sublime y pura, y capaz de una perfección severa como solo las mejores artes pueden presentar. El verdadero espíritu del deleite, de exaltación, el sentido de ser más grande que el hombre, que es el criterio con el cual se mide la más alta excelencia, puede ser encontrado en la matemática tan seguramente como en la poesía”.

Y es esta exploración artística, el matemático mexicano dice que viene acompañada de la oportunidad de formar recursos humanos, dirigir tesis, escribir libros y dar charlas de divulgación. Además que en su camino ha podido trabajar de la mano de mentes brillantes alrededor del mundo, lo que le resulta muy satisfactorio.

Ingreso a El Colegio Nacional

El doctor De la Peña se convirtió en el miembro 100 en ingresar a El Colegio Nacional (Colnal), siendo el decimosexto integrante perteneciente a las ciencias exactas y el tercer matemático, después de José Ádem y Samuel Gitler.

Si se analiza matemáticamente, es parte de tres por ciento de la representación que los matemáticos tienen en la institución creada en 1943 por el gobierno federal, un porcentaje que “está lejos de reflejar la importancia del pensamiento y las herramientas matemáticas en las ciencias física y naturales, así como en las ciencias sociales y humanidades, y en forma creciente en las artes”, según apuntó el físico Alejandro Frank, presidente en turno de El Colnal durante la ceremonia de ingreso el pasado 24 de marzo.

En su lección inaugural titulada La estructura y la forma de la naturaleza, abordó el origen de las matemáticas y los planteamientos de eruditos en la materia; al tiempo que habló de su representación en el medio ambiente, relacionándolo con un problema planteado hace más de dos mil años en torno a por qué las abejas construyen los panales con celdas hexagonales.

Para el renombrado matemático oriundo de Monterrey, Nuevo León, esta distinción lo llena de orgullo, pero también representa un reto para “mejorar mis dotes de comunicación ante amplios públicos, haciéndolo asertiva y claramente”.

Las acciones de divulgación y extensión del conocimiento no son ajenas para José Antonio de la Peña; escribió el libro de texto Álgebra lineal y avanzada, utilizado en México y América Latina, así como Álgebra en todas partes, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y que forma parte de las bibliotecas de aula de la Secretaría de Educación Pública (SEP); en tanto que fue el responsable de la sala de matemáticas de Universum.

A la fecha su producción es constante, está por terminar un libro de divulgación sobre las interacciones entre la química y las matemáticas, y escribe otro de corte más técnico sobre álgebra y formas cuadráticas.

Pensamientos de José Antonio de la Peña

“Las computadoras, la electricidad, los coches, los aviones, todo lo que vemos a diario, es resultado de la interacción entre las ciencias aplicadas, la tecnología y las matemáticas. Basta poner la mirada en cualquier punto para toparse con ellas”


José Antonio de la Peña