Hacia el fin del siglo XVIII, la geometría analítica y el cálculo habían sido incorporados a la educación superior en las nuevas instituciones educativas, en particular en la Escuela de Minas. En los primeros años del siglo XIX, a su paso por México, Alexander von Humboldt (1769-1859) emite comentarios harto elogiosos de la formación académica, en particular la matemática, de los egresados de esta institución. Los egresados de la Escuela de Minas participaron en la difusión del cálculo infinitesimal.


Las escuelas de enseñanza superior para la formación de distintos profesionales (ingenieros, abogados, médicos, veterinarios, farmacéuticos, etcétera), incluían amplios programas de matemáticas, sobre todo los de la Escuela de Ingenieros y en particular los dirigidos a los alumnos de la carrera de ingeniería de minas.


La dirección de este movimiento educativo está a cargo de Gabino Barreda (1818-1881), quien se da tiempo para escribir un texto de cálculo infinitesimal, dedicado a los estudiantes preparatorianos y publicado, por partes, en la Revista Positiva.

El camino hacia la profesionalización de las matemáticas Un destacado personaje de finales del siglo XIX es Eduardo Prado (1858-1914), quien en su juventud participa en el movimiento positivista, abandonándolo posteriormente para convertirse en uno de sus críticos sistemáticos, sobre todo en temas educativos. Prado tiene una larga trayectoria como profesor de mecánica y matemáticas, tanto en la Escuela Nacional Preparatoria como en el Colegio Militar.


Posteriormente, al instituirse la Universidad Nacional de México en 1910, el general Porfirio Díaz nombra doctor ex-oficio a Eduardo Prado, al igual que a otro selecto grupo de profesores. Escribe y publica a lo largo de su carrera docente diversos textos: en 1890, Primeras nociones de Álgebra Superior para uso de los alumnos del Colegio Militar; en 1883, traduce y amplía la Lógica de Jevons; en 1898 publica Elementos de Mecánica Analítica para uso de los alumnos del Colegio Militar; en 1906 traduce los textos de matemáticas de Comberousse para ser usados por los alumnos del Colegio Militar; en 1908, Nociones de geometría analítica en dos dimensiones.


En febrero de 1881, como diputado y partidario de la escuela liberal positiva, Justo Sierra presentó al Congreso de la Unión un proyecto de ley sobre educación basado en los sistemas alemanes “acomodados a nuestro espíritu democrático.” En él, la Universidad Nacional sería una corporación independiente, formada por “las Escuelas Preparatoria y Secundaria de Mujeres, y las Escuelas de Bellas Artes, Comercio y Ciencias Políticas, Jurisprudencia, Ingenieros, Medicina y Escuela Normal y de Altos Estudios.” La importancia dada a las matemáticas aparece desde el primer nivel: en la Preparatoria “la enseñanza será basada en el método científico…y los estudios fundamentales que ahí se hagan comenzarán por la matemática y ascenderán a la cosmografía y la geografía…”. De la Escuela de Altos Estudios decía: “tendrá por objeto formar profesores y sabios especialistas proporcionando conocimientos científicos de un orden eminentemente práctico y superior”. (García Stahl, 1975)


J. Bracho et al., “Matemáticas”, La UNAM por México, ed. Lourdes M.
Chehaibar Náder, UNAM, México 2010, 893 - 928.