Dicen los que saben, que para comparar la edad de un hombre con la de un perro hay que multiplicar por siete, pero para compararla con la de un instituto hay que dividir entre siete. Si esto es cierto, el Instituto apenas es un niño de cerca de nueve años.
Pero más allá de que estas comparaciones sean ciertas o no, lo que es verdaderamente cierto es que el Instituto es aún una institución muy joven. Y es que a casi todos nos consta en carne propia, que veinte años no es nada y que sesenta son apenas tres nadas. En la cultura y en la ciencia la tradición es muy importante y en estos sesenta años ha habido apenas tiempo de forjar una pequeña tradición.
Sin embargo, y a pesar de su juventud, nuestro Instituto ha vivido momentos estelares y ha sabido asumir dignamente el papel que le ha tocado jugar en este país: el del Instituto Nacional de Matemáticas. José Antonio de la Peña, en el discurso de inauguración de estos festejos hizo una magnífica semblanza de los losgros del mismo, no tiene sentido repetirlos, sólo diré brevemente que el Instituto tiene actualmente una presencia constante y sostenida en la producción mundial de matemáticas de calidad. Para constatar mi afirmación basta hojear cualquier volumen reciente de alguna revista matemática de importancia para toparnos con el trabajo de algún colega. Diré además que por nuestras aulas han pasado muchos de los matemáticos mexicanos actuales y que la gran mayoría de las instituciones importantes de matemáticas del país se originaron en él.
Tenemos pues un pasado brillante en donde fincar el futuro. Hay sin embargo un peligro: Paradójicamente, la edad promedio de los investigadores del Instituto es grande y si la absurda política a cancelar la entrada de gente joven sigue, vamos a envejecer prematuramente.
Tengo confianza en que esto no va a suceder, tuve el honor de dirigir esta institución y sé de sobra de su fortaleza. Sabremos sortear ésta y otras dificultades y más bien sabremos enfrentarnos a otros empeños, como por ejemplo, seguir clonando este Instituto en otras regiones del país.
En fin, hoy sólo quería comunicar una idea: que el Instituto es muy joven y que si bien, hasta aquí todo ha ido a las mil maravillas, lo mejor esta ún por venir.
Gracias.
Luis Montejano
Director del Instituto de 1994 a 1998
Memorias del 60 aniversario del Instituto de Matemáticas
Marzo 2003